Naranja Fosforito

De repente, todo cambió, ahora las calles están desiertas, no vemos a los niños jugar, ni oímos el rugir de los motores, se ha conseguido que la contaminación del planeta baje de forma drástica en muy poco tiempo, podemos oír los pájaros cantar, incluso los delfines se acercan a la costa, seguramente para ver si todavía seguimos aquí.

Estamos encerrados en nuestras casas, aislados, por un ser que nos daña y para prevenir su propagación, estamos parados, nos comunicamos con vídeo llamadas, mensajes, audios, compartimos cine, música, momentos. Estamos incluso compartiendo más momentos y experiencias ahora que estamos quietos que antes, pero ahora nos falta algo. Nos falta un abrazo, un beso, una caricia, un cruce de miradas a menos de metro y medio. Pero no todo el mundo está en sus casas, hay muchos que arriesgan su vida por ayudar a los demás y ellos tienen que seguir, bomberos, cuerpos y fuerzas de seguridad, públicos y privados, personal sanitario, personal de farmacia, mensajeros, transportistas personal de supermercados, psicólogos y un largo etc.

Las cosas no son igual que antes, las cosas pueden cambiar en un momento. Antes tenía a alguien a mi lado que me ayudaba inconscientemente a soportar el aislamiento y entre batallas en la lejanía se marchó a vivir una nueva vida, quedándome solo y abatido. Ahora el mundo está como me sentí en ese momento, vacío.

Dejando el amor de lado, olvidando y negando su existencia, un corazón frío y aislado empezó a quererse a si mismo y un poco menos a los demás, o por lo menos a quien lo lo merecía…

Sincero, con un humor algo peculiar y sin creer en el amor, esa es mi presentación. Estoy convencido que no hay nada que pueda cambiar eso,y mi sonrisa seguirá recta sin ser esbozada.

Los minutos se convierten en horas y pasan los días. Sigo mi rutina, ejercicios limpieza y conexiones… los rostros de la gente van pasando en mi pantalla y entonces apareció. Un rostro familiar, Una chica, que esbozaba la sonrisa que a mi me faltaba, una mirada que ya había visto años atrás. Un recuerdo fugaz atraviesa mi mente. Toco ese corazón diciéndome a mi mismo que no obtendré respuesta alguna. Una manera muy practica para no hacerse ilusiones con nada ni con nadie…

El tiempo pasa, sigo con mis rutinas y un sonido de mi nuevo mundo, la pantalla del ordenador que era no solo mi ventana, si no que también era mi puerta al exterior, me avisó. Vuelvo a ver esa sonrisa, sorprendido, pero desconfiado. Puede haber sido un error, prefiero pensar, así que vuelvo a mis cosas y nuevamente, un sonido rompe el silencio. Es ella, saludando tímidamente, Contesto, ante todo educación, y más con una sonrisa tan bonita. Empezamos a hablar, y el tiempo pasa, al parecer, dentro de esta situación de des-conexión he conectado con alguien.

La conversación se ve interrumpida por algunas obligaciones, el sol se ha puesto y ya es hora de descansar, mañana será otro día.

Abro los ojos, miro la hora, una notificación me aparece como si hubiera detectado que he tocado el teléfono. Eres tú me has escrito, me haces despertar con una sonrisa y seguimos nuestra conversación pausada. Nos empezamos a conocer, me cuentas tus penas y tus alegrías, tus momentos más íntimos, que de manera mas que curiosa coinciden de una manera muy similar a los vividos por mí, pero tú tienes una alegría más, tienes a tu pequeño, que ahora juega y ríe junto a ti. Me ofreces tu confianza y de nuevo los minutos vuelven a convertirse en horas. Demasiadas casualidades de la vida, descubrimos que ya nos conocíamos, tiempo atrás al parecer teníamos una especie de conexión pero que al parecer no sabemos por qué se rompió. Decidimos no buscar más en ese pasado y centrarnos en el ahora, el destino nos ha vuelto a conectar y dónde ahora el mundo está sumergido en una situación catastrófica, nosotros hemos encontrado un poco de felicidad.

Le faltan horas al día, más de 12 horas llevamos ya sin parar, volviendo a conectar, volviendo a conocernos, ahora más maduros, con más experiencia. Es un día de sonrisas. Pero todos los días se pone el sol y debemos descansar. Tú, mañana sales a mover el mundo, porque tu eres una de esas personas que arriesga su salud, su vida, por ayudar a los demás, por estar ahí siendo para muchos una heroína anónima. Pero hoy las horas para mi pasan un poco más lentas porque no te tengo para hablar. Pero como dice el dicho, lo bueno se hace esperar y ahora eso mismo estoy haciendo, espero, escribiendo estas líneas a mi heroína favorita, para poder compartir ahora esa conexión en la distancia y anhelando el fin de este estado de aislamiento para poder compartir contigo los besos, los abrazos, las caricias y cruzar nuestras miradas que ahora se pierden por la red.

Son las ocho de la tarde, suenan los aplausos, hoy mis aplausos son para ti, mis aplausos son para la heroína de la hermosa sonrisa, anónima para muchos, pero ya no para mí. Porque tú dentro de esta oscuridad le has dado luz y color a mi sonrisa ofreciéndome la tuya, haciendo que además haya cambiado mi color favorito del negro, al a naranja fosforito.

Smart phone

Nunca tengo mi ordenador cerca cuando tengo tiempo para dedicar u as líneas, solo dispongo de un móvil donde mis dedos parecen demasiado inútiles para teclear, no me gusta, me siento inútil y me desmotiva. Quiero ser libre y que mis dedos puedan plasmar la vida de mi imaginación que se pierde en el olvido sin poderlo remediar, me hundo y me arrastro queriendo llegar a la cima de mis deseos y verlos cumplidos. No se que hago aquí, con la pantalla quebrada observando las tonterias qus mis rechonchos dedos intentan teclear.

Angustias de un trasnochador infiel.

Estábamos reunidos al rededor de la mesa, ya habíamos cenado y copa tras copa botella tras botella nuestro juicio se desvanecía como el humo de un cigarro consumiéndose. Entre risas y palabras necias, nos vinieron a buscar, ninguno de nosotros era capaz de conducir. Bajamos al coche con nuestra copa en la mano, nos pusimos el cinturón y emprendimos el viaje a nuestro local habitual, y curva a curva nuestras copas se vaciaban. habíamos llegado, era el día perfecto para pasarlo en grande, teníamos un cumpleaños que celebrar y eso hicimos. aparecieron varios conocidos, pedimos nuestras copas y seguimos bebiendo, charlando y riendo, algunos fueron desapareciendo, volvían a casa aplacados por el alcohol y otros seguían animados, uno de esos era yo, hablando con los conocidos y conocidas del local, conociendo gente nueva y sintiendo atracciones que no debería sentir.

No hace mucho que nos conocemos y hemos hablado alguna que otra vez pero no se que pasó esa noche, por que hicimos lo que hicimos, normalmente no cometo tantas locuras, me provocaste, te provoqué, nos provocamos.

Acabé conduciendo un coche que no era el mío, por toda la ciudad, acompañando a dos agradables señoritas a sus respectivos hogares, pero únicamente recuerdo aproximadamente la zona de una de ellas, no recuerdo que caminos seguí, no recuerdo muchas cosas de cuando conducía de manera irresponsables ese coche y aún no se por qué lo hice, quizá el deseo de poseerte. Te acompañé a casa, no sabía que estaba haciendo allí fuera mientras te esperaba, sabía que habías ido a buscar, te esperé, en cierto modo lo deseaba, emprendimos nuestro viaje juntos el uno al lado del otro, a un rincón en la noche donde la maldad  y el placer se hicieron uno, rompiendo mi inocencia  y mis principios, no debí haber hecho aquello, pero me gustó, no paro de darle vueltas desde entonces y no se si habrá próxima vez, pero tu has hecho que cayera en tu red, a sabiendas de mi situación, no me importó, no me importa, no quiero hacer daño a nadie y tampoco puedo hablar de ello con nadie, quizá tu puedas escucharme o entenderme, no me siento orgulloso de lo que pasó aquella noche, pero también cierto es que pasó y no lo puedo cambiar y no lo cambiaría. 

Desde entonces lo doy vueltas a esta situación, me cuesta dormir y solo estás tu en mi cabeza, por qué, como, que debo hacer, hablar, callar… no lo sé y quizá nunca lo sabré.

Opcional

Curso, cursos y más cursos… ahora paga para recoger tu certificado, una tarjeta de plástico  que indica que puedes repartir mercancía con un camión… ¿pero no tenía ya el carnet C de camión? espera… si… ¿entonces? yo ya no entiendo nada. Pagar para hacer un curso, pagar para hacer un examen y luego para que te den tu carné.

creo recordar que me matriculé en turismo pero no se cuando voy a poder dedicarle el tiempo que le corresponde, ahora a empezar la temporada estival con un fuerte golpe de pedidos, trabajo minuto a minuto, siempre aparece algo nuevo por si te podías sentar dos segundos… y a mis oídos llegan palabras que murmuran curso… al parecer voy a tener que hacer otro curso, este quizá valga la pena, subiré de categoría profesional. Espero no agobiarme con todo esto, como el otro día, esa gran crisis emocional combinada con un trancazo y su consecuente mal estar… necesito un respiro y un respiro me daré.

un despertar mas parte 2

Estaba en la autopista apunto de llegar a mi destino, cogí la salida que da acceso al centro comercial y al llegar estacioné mi vehículo, para empezar, decidí ir a mirar un par de camisas tenia muy claro lo que quería, me compré dos camisas negras, una de ellas de sprot, una blanca también de sport, una fucsia y otra azul claro, ambas de vestir, también vi expuesto un traje bastante elegante muy de mi agrado, le pedi al dependiente si me lo podía enseñar, buscó mi talla y me lo probé, era un traje que valia su peso en oro, pero lo compré de muy buena gana, me quedaba francamente bien, salí de la tienda y me dirigía al aparcamiento, pasé por una relojería alemana y me enamoré, vi un reloj de titanio sumergible con esfera negra y como no, lo compré, menos mal que acababa de cobrar la paga doble y no me faltaba el dinero, decidí dar una vuelta a ver si encontraba algo mas de mi agrado pero al parecer el día de compras ya había acabado, me acerqué al coche, guardé las bolsas en el maletero y me marché a casa. Durante el trayecto de vuelta, no podía sacarme a Ana de la cabeza, aquella mujer, apasionada y joven, tanta era mi obsesión que casi atropellé a unos peatones en un semáforo cercano a casa. Subí a casa guardé mis compras y me dispuse a preparar la comida, el tiempo se me había echado encima, eran ya las tres menos veinte. Me preparé una simple ensalada con un poco de salmón ahumado, queso azul y nueces, con un buen chorro de aceite de oliva, me senté en la mesa y disfruté del pequeño banquete. Retiré la mesa, fregué los platos y me acomodé en mi sillón con una copa de wisky con dos cubitos de hielo, encendí el televisor e hice un poco de zaping, pero como siempre ultimamente, no daban nada bueno, me acabé mi copa y me quedé dormido.

De la cordura a la locura

Abro los ojos y sigo en la cama, no quiero ponerme en pié, suena el teléfono, me levanto y contesto, una vez más tengo que trabajar en mi día libre, me doy una ducha, me seco, me pongo mi uniforme, no tengo ganas de desayunar, así pues me marcho al trabajo, bajo las escaleras desde un quinto piso, entro en mi coche y emprendo el viaje hasta llegar a mi puesto de trabajo. El camino a sido como siempre, con algún mal nacido cruzándose por tu camino poniendo en riesgo la vida de personas ajenas a él.

Me acomodo en la silla donde pasaré las próximas doce horas, observando a toda esa gente que se dispone a realizar sus compras. La primera hora ha sido bastante tranquila hasta que suena el teléfono, al parecer hay un hombre bastante alterado, gritando e incomodando a la gente, envío a un compañero a la zona para intentar tranquilizarlo, al minuto me informa que es imposible calmar a aquel individuo de aspecto desaliñado y mirada perdida que no paraba de gritar que nuestra hora estaba cerca, que el mundo tal y cómo lo conocemos acabaría hoy. El hombre paró de gritar y se desplomó súbitamente sin motivo aparente, llamé a una ambulancia, acudió al lugar donde se encontraba aquel hombre, según dicen este tipo, se había marchado corriendo no hacia mucho del hospital al que ahora volverá,  se lo llevaron para atenderlo, así volvió la calma sin tener que aguantar ni una sola incidencia más hasta que acabo el turno.

Salí del trabajo y fui directo a casa, subo aquellos cinco pisos no tan rápido como los bajé esta mañana, entro en casa, me cambio de ropa y me hago algo para comer. Recojo la mesa, friego los platos y me pongo a ver la televisión. Ya es tarde y en la calle reina la oscuridad. Me dormido mientras dan un programa mediocre y entré en un profundo sueño. Una luz cegadora me despertó, ya ha salido el sol pienso, pero me equivoqué, me asomo al a ventana, una inmensa luz blanca brilla en el cielo, nadie mas parece verla, las pocas personas que pasan por la calle actúan con gran tranquilidad, observo como se acerca y me quedo completamente paralizado, no responde ni el mínimo músculo de mi cuerpo, la luz está cada vez más cerca, hasta ser lo único que puedo ver, pierdo el conocimiento y caigo al suelo.

Abro los ojos, estoy en un hospital, no se como he llegado aquí pero me alegro por ello, me levanto de la cama y me voy al aseo que está en la habitación donde me encuentro, me miro al espejo y pego un grito de incredulidad, no soy yo, no soy yo el que se refleja en el espejo, no puede ser, ahora soy yo aquél hombre desaliñado que gritaba en el trabajo, se acerca una enfermera alarmada por mis chillidos e intenta tranquilizarme, pero no lo consigue, salgo corriendo y me topo con un hombre siniestro con una voz profunda que consigue pararme y me dice que yo soy el elegido, que el mundo acabará hoy. Corro y grito despavorido, el mundo va a acabar, corro sin parar y llego donde todo empezó, me paro, estaba donde estaba aquel hombre en el que ahora me había convertido, ahora soy yo aquél hombre y creo comprender que en el fondo, todo ser humano puede llegar a ser un loco en potencia. 

Ratos libres

Últimamente escribo mis líneas en los huecos libres que me da el trabajo, uso un bolígrafo de propaganda de la empresa en la que trabajo y un bloc de papel para reutilizar que yo mismo confeccioné, se me hace difícil escribir con el frío que hace, pero las ganas son mayores. Aguanto la convivencia con los diversos seres que aparentan ser humanos  compartiendo el trabajo a mi lado y ganas he tenido de acabar con ellos alguna vez, pero logro frenar esos impulsos.

Está lloviendo, hace ya casi una semana que el tiempo sigue igual y posiblemente mi alma se adapte a él.

Desearía tener talento, escribir y poder dedicarme a ello para salir escopeteado de la jaula laboral en la que me encuentro, donde otros desearían entrar. Tomar una copa, sentarme frente a mi portátil y crear una vida de piel blanca y sangre negra.

Un Despertar mas parte 1

Un despertar más, un día más, acababa de empezar mis vacaciones, apagué el despertador y me dirigí al baño para darme una ducha, el mismo champú, el mismo gel, las mismas ganas de masturbarme y como no iba a ser menos, así lo hice mientras la espuma recorría mi cuerpo, terminé de ducharme, sequé mi cuerpo y me vestí, me puse unos pantalones vaqueros oscuros, una camisa gris, los calcetines, unos zapatos negros de vestir y por último mi reloj con esfera cuadrada y correa negra. Ya estaba listo para empezar el día, salí de casa, arranqué mi coche y me fui a una cafetería que se encontraba por el centro de la ciudad para tomarme un café, me senté a una mesa no muy lejos de la barra y casi de inmediato apareció una camarera para tomar nota, le pedí un café solo, me preguntó si deseaba algo más, claro que deseaba algo más, una chica como tú con ese cuerpo y ese tatuaje en la parte donde la espalda empieza a perder su nombre y ese perfume que me volvía loco, desearía penetrarte y hacerte todo lo que se me pasase por mi cabeza, pensé. Le contesté, el café y lo que tu quieras cariño. Empeze a leer el diario que tenia en la mesa, todo eran malas noticias, corrupción, crisis y demás desgracias. La camarera me trajo mi café, me miró sonrió y me dió una tarjeta del local y me dijo, dale la vuelta, se marchó hacia la barra, di la vuelta a la tarjeta y me había dejado una nota escrita:

Si quieres algo más acercate a la barra y te daré lo que yo quiera, Ana ;).

Me asombró bastante verme envuelto en esa situación, me tomé mi café y sin dudarlo, me acerqué a la barra, miré a Ana y le dije que me diera lo que ella quisiera. Me hizo pasar a la parte de atrás, me empezo a besar, mientras me arrastraba a una mesa del interior, sentia como sus labios besaban mi cuello, yo empezaba a sentirme muy caliente, hasta el punto de que mi miembro empezaba a endurecerse sin creer lo que estaba pasando, bajó su mano por mi pecho llegando a mi entrepierna y agarrandola con la suficiente suavidad y con la suficiente fuerza para ponerme aún mas excitado, se arrodilló ante mí me desabrochó el pantalón, y con sus suaves manos agarró mi miembro y empezó a masturbarme, mientras con su lengua empezó a lamer mi glande y yo cerraba mis ojos por el placer y la incredublidad que sentía en aquel momento, la introdujo en su boca, me agarré con fuerza a la mesa donde estaba apoyado y ella no paró hasta que llegué al orgasmo, fué algo increible, ella se limpió un poco, yo me abroché el pantalón e intercambiamos los números de teléfono mientras me decía que ese solo era el aperitivo, mientras saliamos al local, nos cruzamos una mirada de complicidad, pagué mi cuenta y salí del local. tenía todo el día por delante y aquello parecía insuperable y no se por qué, pensé dar una vuelta por el centro comercial y quizá renovar un poco mi vestuario, me encendí un cigarro y me acerqué al coche, pueden llamarme manioso pero no me gusta fumar en el coche, a lo lejos me llamó la atención una joven y como no me iba a llamar la atención, morena, ojos claros, llevaba un vestido blanco ajustado por encima de las rodillas y con un escote bastante generoso, no era el único que la miraba, pero ella ni se inmutaba seguía su camino, sacó un cigarrillo y lo puso entre sus labios, muchas cosas pasaron por mi cabeza, pasó delante de mí y se detuvo, me saludó, en ese momento me quedé sorprendido, me pidió fuego, se encendió el cigarro y prosiguió su camino, yo apagué el mio subí al coche y me fui a comprar algo de ropa.

sólo un sueño

Estoy sentado frente a ti, contemplando tu sonrisa, me encanta saber que lo haces por mi, compartimos una botella de vino tinto mientras hablamos, noto como mi cuerpo se calienta, debe ser por el alcohol que se funde con mi sangre a cada sorbo que doy. Acaricio tu mano, te siento, te miro a los ojos y tu mirada cálida atraviesa mi alma, estas dentro y no quiero que salgas. Noto como el alcohol te produce el mismo efecto.

Empiezo a Desnudarte con la mirada y pienso que quizá no sea lo correcto, pero el deseo de poseerte se me hace intenso y no lo puedo remediar. Me levanto de la mesa y te quedas sorprendida, me acerco a ti, te miro, me miras esbozando una dulce y tierna sonrisa, te beso, me besas, nos besamos, la temperatura sube como la espuma de una botella de champagne. Ya no hay vuelta atrás, algo en mi crece, lo noto, lo notas y me haces ver que lo has notado, me acaricias delicadamente y siento que un ángel bajó del cielo para hacerme feliz. Te acaricio y poco a poco, nos desprendemos de esa piel artificial a la que vulgarmente llamamos ropa. Tiernas caricias recorren nuestros cuerpos desnudos. Noto que necesitas más, que lo deseas y con delicadeza me acerco a un pequeño trozo de cielo que ocultas entre tus piernas y suavemente te doy placer.

Abro los ojos, no hay nadie más, la botella sigue en el botellero, no habías estado allí, sólo un sueño, eso fue, volveré a la cama para volver a soñar y con suerte volverás a ser tu la que habita en mis sueños.

Confesiones

Todo me resulta confuso, hace frío y llueve, estoy en un trabajo en el que me siento enjaulado y además tengo que dar las gracias por tenerlo. Me arrepentí mucho de abandonar mis estudios, por eso decidí presentarme a la prueba de acceso para mayores de 25 en la UNED, aprobé y ahora e iniciado un grado de turismo, no sé si eso será lo mio, pero ahí estoy, replanteandome nuevamente mi vida, mi camino. Estoy hipotecado con mi pareja, la que creía más capaz, más viva y más dinámica intelectualmente, lo és pero quizá a mi me falta algo más. Veo frustradas mis ganas de estudiar pues parece que hago mal al hacerlo o así me hace sentir, veo mermado mi esfuerzo, recibo un pseudo chantaje emocional y mi alma junto con mis ilusiones se hunden en un abismo sin fondo y no se que hacer para que resurjan como un fénix lo hace de sus cenizas.

Me gusta escribir, aunque no suelo tener tiempo y reconozco que no tengo talento, también canto y sé que no valgo para ello, sufro pánico escénico y sé que nunca lo superaré. Puedo crear historias donde el límite lo pone mi imaginación y vivir lo que se me plazca, ser quién quiera ser y hacer lo que nunca haría. Debe ser mi manera de enfrentarme a la realidad, donde mis sentimientos, esperanzas e ilusiones se ven ahogadas en la cruda realidad, escribo para ser libre y sentir aquello que no he sentido, vagar sin rumbo en una utópica historia donde sólo se ejecuta mi voluntad y ser el dueño de mi fugaz camino que es la vida.